martes, 3 de mayo de 2011

Educación en el Siglo XXI [Parte II]

El problema de la desigualdad en Latinoamérica no es un problema de crecimiento económico, sino de educación… Es un error creer que todos los problemas de la sociedad se resuelven con crecimiento económico: el crecimiento no resuelve la pobreza, la pobreza la resuelve la educación
César Gaviria
[Continuación]…
Venezuela tiene en el artículo 2 de su Constitución, desde 1999, un principio fundamental que debería ser la piedra angular de toda política pública, independientemente de la orientación ideológica del gobierno de turno: La educación y el trabajo son los procesos fundamentales para alcanzar los fines del Estado, como lo son el desarrollo de la persona, así como la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo, entre otros. Pero, en contraste con las políticas educativas descritas por Andrés Oppenheimer en su más reciente libro [ver post anterior], que sólo en La India han permitido el ascenso social de más de 100 millones de antiguos pobres, en Venezuela poco se hace para insertarse en la sociedad del conocimiento del Siglo Veintiuno.
Se atrae escasa inversión extranjera, y la que se atrae es principalmente para extraer y manufacturar petróleo y otras materias primas. Se impone el “uso del idioma castellano en todas las instituciones y centros educativos” [6], y la “educación intercultural bilingüe” es obligatoria e irrenunciable, pero sólo en “los planteles y centros educativos ubicados en regiones con población indígena” [7], obviamente para enseñar los idiomas indígenas. Por lo que el inglés es, o puede ser, a lo sumo una asignatura, pero nunca un idioma de enseñanza que pueda concurrir con el castellano.
En cuanto a la internacionalización, era rescatable lo que se hizo en Venezuela durante la década de los setenta gracias al Plan Estatal de Becas Gran Mariscal de Ayacucho, que permitió a buena parte de una generación estudiar en prestigiosas universidades de EEUU y otros países desarrollados. Hoy día, la efectividad de dicho Plan ha mermado considerablemente. La Fundación Gran Mariscal de Ayacucho acompaña y apoya la formación de colectivos sociales, no-conducente a título académico y “para que puedan apropiarse del conocimiento y así ejercer el Poder Popular” [8], y aunque permite cursar estudios en el exterior, ocurre solamente “en las áreas consideradas prioritarias en el marco del Proyecto Nacional Simón Bolívar en su I Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social 2007-2013” [9], lo que restringe su ámbito de acción a países o instituciones identificadas en lo ideológico con el Gobierno de Hugo Chávez [10].
¡Ninguna beca es para estudiar en EEUU! Por el contrario, se creó la Cátedra Internacional Bolívar, Martí y Sandino, un espacio que promueve la construcción del pensamiento de los procesos y acontecimientos actuales que experimentan las sociedades que conforman la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América [ALBA], que tiene como fin “crear un soporte ideológico al ALBA”, de allí que entre sus ejes temáticos aparezca el estudio del Imperialismo y sus implicaciones en América Latina; y análisis sobre la estrategia antineoliberal en Latinoamérica [11].
En el mismo orden de ideas, se ha prohibido siempre, incluso desde gobiernos anteriores, que universidades extranjeras se instalen en el País, ni siquiera para expedir títulos solamente válidos en su país de origen. Ni hay políticas públicas para promover intercambios académicos entre estudiantes venezolanos e instituciones extranjeras.
Por otra parte, con el pretexto de la inclusión, en los últimos diez años se han creado, en algunos casos sin la previa autorización del Consejo Nacional de Universidades y sin seguir los procedimientos legales y académicos que aseguren la calidad, una multitud de universidades estatales y de libre acceso, que si bien ha permitido el acceso de jóvenes a este tipo de instituciones, también ha reflejado un crecimiento artificial de la matrícula universitaria y devaluado los criterios de aptitud y méritos como parámetros de acceso a la educación universitaria.
Lo que no se ha dicho es que algunas de esas universidades públicas están, a pesar de ser estatales, comprometidas con el modelo político-ideológico del actual Gobierno. Muestra emblemática de ello es la Universidad Bolivariana de Venezuela, autodefinida como “una comunidad universitaria sustentada a valores éticos y políticos de la democracia participativa y protagónica, inserta en el pensamiento robinsoniano y bolivariano y en la construcción del socialismo del siglo XXI” y comprometida con “la construcción de la sociedad socialista bolivariana en el marco del Proyecto Nacional Simón Bolívar 2007-2021 [12].
La creación y desarrollo de la Universidad Bolivariana ha respondido también a la idea de que esta Universidad sea el principal proveedor de nuevos funcionarios públicos, identificados ideológicamente con el modelo político socialista. Muestra de ello son las declaraciones que en el 2010 ofreció la Presidenta del Tribunal Supremo de Justicia, quien señaló:
La corrupción y el retardo procesal, dos de los principales flagelos que azotan a la Justicia venezolana sólo podrán ser superados mediante la incorporación de nuevos funcionarios formados de manera distinta… Una nueva gesta de abogados preparados para plenar de jueces y funcionarios honestos, capaces y formados en el nuevo constitucionalismo y probados en lo moral y ético[13]
“… ha llegado el tiempo del cambio de la estructura jurídica en el país, estamos trabajando para eso, pero también estamos esperándolos a ustedes” [graduandos de la segunda promoción de abogados de la Universidad Bolivariana de Venezuela]… en este grupo de nuevos abogadas y abogados se centran las esperanzas porque llevan una base sólida de qué es lo que se quiere para el país y cuál es el rol del abogado, y la esperanza de poder modificar todas las estructuras y llevar a la generación de relevo a sustituir a aquellos que aún no han comprendido de qué se trata…” [14]
De este modo, las políticas educativas más recientes, aunque fueren buenas, lejos de ser reformas “graduales” que gocen de amplio consenso social y político, y por ello de estabilidad en el tiempo y para diferentes gobiernos, han sido políticas deliberadamente comprometidas con el sesgo ideológico del Gobierno y, como consecuencia natural, han originado resistencia social y duras confrontaciones, la mayoría de las veces también marcadas ideológicamente.
En conclusión, no se trata de capitalismo o de socialismo, se trata de revisar cuán beneficioso podría ser la reproducción de lo que han hecho potencias emergentes en la nueva geopolítica mundial, incluyendo una dictadura comunista como la de China, o una democracia socialista como la de India. En lugar de ello, en Venezuela se aprueba un Plan Integral de Educación Militar que hace de la Educación para la Defensa Integral de la Nación el eje integrador del Sistema Educativo Nacional, y que explícitamente le encomienda su “implementación” a la “Milicia Bolivariana, a cuyo efecto, “la Milicia Bolivariana elaborará los programas y planes educativos, basados en los principios y fundamentos para la defensa integral, conforme a las políticas emitidas por el sector defensa y el Nuevo Pensamiento Militar Venezolano”.
¿Cuántos millones de venezolanos podrán salir de la pobreza con este Plan Integral de Educación Militar? ¿Cuánto podremos competir en la Sociedad de Conocimiento del Siglo Veintiuno? ¿Cuánto más presumiremos de ser una potencia y de tener reservas petroleras para más de 100 años, y tardaremos en darnos cuenta que tal vez dentro de 20 años nadie en el mundo necesitará petróleo porque las verdaderas potencias habrán inventado fuentes de energía más económicas y ecológicamente sustentables? ¿Qué proponen los dirigentes políticos democráticos de Venezuela, los de derecha y los de izquierda, para insertar a Venezuela en la Sociedad del Conocimiento del Siglo Veintiuno?
[6]     Ley Orgánica de Educación, artículo 6.1-h.
[7]     Ley Orgánica de Educación, artículo 27.
[8]     http://www.fgma.gov.ve/vistas/programabeca.php. Consulta: 11/04/2011
[9]     http://www.fgma.gov.ve/vistas/enejecucion.php. Consulta: 11/04/2011
[10]   En la página web de la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho puede observarse que para el 11 de abril del 2011, se ofrecen escasamente 15 becas para estudiar en la Universidad Nacional de General Sarmiento y 30 en la Universidad Nacional de Lanús, ambas en Argentina; 50 becas para estudiar en la Escuela Superior de Trípoli [Libia]; otras más para estudiar en la República Popular de China y en Institutos Tecnológicos de Francia; y una (1) beca para estudiar francés en la Alianza Francesa de Venezuela e inscribirse en una Universidad Pública de Francia.

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