lunes, 27 de junio de 2011

El Periodismo en los tiempos del Fundamentalismo

A los periodistas en su día
 “Es difícil hacer periodismo cuando quienes detentan
el poder se creen dueños exclusivos de la razón
”.
Jorge Lanata
Lo ocurrido recientemente en la cárcel El Rodeo [Guatire, Venezuela], su cobertura en los medios de comunicación independientes y las reacciones de los principales funcionarios públicos involucrados han servido para desnudar, otra vez, la naturaleza fundamentalista del régimen político que gobierna a Venezuela desde 1999, y sus repercusiones en el ejercicio del periodismo.
Según lo explica Juan Luis Cebrián, periodista español, el fundamentalismo es originalmente de tipo religioso y hace referencia a quienes siguen con rigor alguna religión monoteísta y se vuelven intolerantes. “Esa intolerancia conlleva un deseo apostólico inherente a todo aquel que está convencido de poseer la verdad. Si uno es dueño de la palabra de Dios, ¿cómo no querer transmitirla a otros? ¿Cómo no tratar de imponérsela, a veces incluso por la fuerza, si con ello ha de producirles la felicidad eterna?” Por extensión, puede aplicarse el calificativo de fundamentalista a las “corrientes que pretenden aplicar de manera ortodoxa la doctrina de un partido político, y ejercer del mismo modo la acción pública”. Fundamentalista  es “todo aquel que entiende que existe una única manera de ser, y una única manera de hacer para una única manera de pensar… alguien tan convencido de que tiene la razón que está dispuesto a imponerla a los demás, para el bien de ellos, y que no ha de reparar en métodos para hacerlo.” [1]
El caso es que, desde el pasado 20 de junio de 2011 y a propósito de la cobertura que de los hechos en El Rodeo han dado algunos medios independientes, principalmente Globovisión (estación venezolana de TV con finalidad principalmente informativa), diversos funcionarios públicos han reaccionado con amargura y han amenazado con investigar y sancionar a esa estación de TV por su cobertura. En efecto, el martes 21 la diputada oficialista Yelitza Santaella solicitó al parlamento que se investigue la actuación de los medios de comunicación social privados. Un día después, el Vicepresidente de la República afirmó que hay un plan de “desestabilización política” y que el Gobierno está haciendo “un riguroso estudio técnico y jurídico especialmente de las transmisiones” de Globovisión. Al día siguiente, el presidente de la Comisión de Medios del Parlamento anunció que la cobertura de algunos medios privados será analizada por esa Comisión. Y ese mismo día, el Ministro de Comunicación e Información afirmó que los reos “han sido víctimas de la confusión, de la manipulación, de la mentira que se han impulsado desde algunos medios de comunicación.
Desde un principio, Globovisión ha informado sobre los sucesos en El Rodeo. Cada vez que el Gobierno ha difundido una información oficial a través de la red estatal de medios, único lugar donde las difunde, Globovisión la ha retransmitido de inmediato y sin interrupciones, pues la versión o información oficial del Gobierno es parte de la información, una parte importante de la información. ¡Pero no es la única información! Y por ello, cada vez que el familiar de algún recluso de El Rodeo o cualquier otra persona ha querido comunicar un hecho de transcendencia colectiva y decir algo igual o distinto a lo dicho por el Gobierno, Globovisión la ha recogido y la ha difundido. La realidad es así, llena de versiones, matices y contradicciones. Y a veces es dura, sobretodo para los Gobiernos, y a veces tan ruda que no hacen falta los periodistas.
Sin embargo, el Gobierno de Venezuela no tolera otra versión o información que no sea la oficial, es decir, la suya. Y es que quienes detentan actualmente el poder en Venezuela se sienten dueños exclusivos de la razón. Sólo lo que ellos dicen es verdad y todo lo que dicen los demás es mentira. Todos los gobiernos sienten eso, pero como lo afirma el célebre periodista argentino Jorge Lanata, los movimientistas [2] (y el grupo de Hugo Chávez lo es) exageran ese sentimiento porque sostienen que sólo ellos encarnan “los intereses de la patria” y quienes no lo siguen son traidores. [3]
Precisamente por eso, porque el movimiento de Chávez cree que ellos encarnan “los intereses de la patria” y la felicidad social eterna para los venezolanos, es que profesan la misión apostólica de gobernar por siempre y para siempre, se creen poseedores únicos de la verdad y sienten la misión, casi religiosa, de imponerle esa verdad a todos los venezolanos, de dirigirnos por la senda “correcta” y de apartarnos del “error” en que nos hallamos sumidos. Por eso es que el régimen de Chávez califica a los venezolanos que lo adversan de estar “confundidos” y “manipulados”; porque aún no hemos encontrado la única y suprema verdad que él conoce y nos ha revelado. El régimen de Chávez es un Gobierno de fundamentalistas, convencidos de que sólo ellos tienen la razón, sólo ellos poseen la verdad, y sólo esa verdad traerá felicidad social eterna a todos los venezolanos, por eso están dispuestos a imponerla con la fuerza de las leyes, de los actos administrativos, de las sentencias o de la hegemonía comunicacional, la “tarea necesaria de la revolución para garantizar democracia, libertad, soberanía [4]
Hay que elaborar un nuevo plan, y el que nosotros proponemos es que sea hacia la hegemonía comunicacional e informativa del Estado… Nosotros tenemos que hacer que el pensamiento y los valores socialistas de lo colectivo, lo solidario, lo social predominen como valores sobre los del capitalismo. Y hegemonía en el sentido gramcsiano es eso, que un grupo cultural convenza a otro grupo de sus valores, principios e ideas… Hegemonía quiere decir que podamos construir las capacidades que permitan convencer, atraer, impulsar una serie de valores e ideas sobre el mundo, a todo el grupo social… [Andrés Izarra, Ministro de Comunicación e Información] [5]
La idea de la hegemonía comunicacional ha provocado el periodismo militante en la red estatal de medios, ese que antepone la ideología socialista a la información, y que interpreta la información a través de esa verdad ideológica. Se difunde sólo aquello que es útil al gobierno. Por vía de reacción, y se lamenta, el periodismo militante se ha extendido también entre algunos periodistas de medios independientes.
En tiempos como estos, siento que los periodistas tienen el desafío de siempre: INFORMAR, buscar, dondequiera que estén, los hechos que tengan trascendencia pública y que son necesarios para que sea real la participación de los ciudadanos en la vida colectiva; y contarlos. “Los hechos no son de derecha ni de izquierda, son hechos y estamos para contarlos de la manera más confiable y creativa que podamos hacerlo. La difusión de los hechos podrá favorecer a un sector o ir en desmedro de otro, pero no por eso dejan de suceder.” [Jorge Lanata].
Siento igualmente que los periodistas tienen, cuando ejercen ese rol y no el de opinador, el desafío de evadir el periodismo militante. Eso no quiere decir que carezcan de ideología, socialista o no, sino que sean capaces de apartarla y abordar la noticia sin preconceptos, con sus matices y contradicciones, dentro de los márgenes de la política editorial de la empresa periodística donde se desempeñan. Y este desafío es aún mayor para los periodistas que sirven en medios estatales, que por su naturaleza pública tienen la obligación de mantener una línea editorial absolutamente plural.
En síntesis, siento que los periodistas, todos, tienen el desafío de ejercer el periodismo profesional e independiente; lo demás es publicidad y propaganda.
¡Feliz Día del Periodista!

[1]   CEBRIAN, José Luis. (2004). El fundamentalismo democrático. Taurus: México D.F.
[2]    El Movimientismo es un modo de hacer política según el cual las principales identidades e intereses se expresan y luchan entre sí a través de movimientos políticos basados en la lógica incluyente-excluyente de la relación amigo-enemigo.
[3]    Entrevista ofrecida a Laura Weffer. Junio 26, 2011. El foro del domingo. El Nacional: Caracas.
[4]    http://twitter.com/#!/IzarraDeVerdad/status/16944348086.
[5]     http://www.boletin.uc.edu.ve/index.php?option=com_content&task=view&id=4990&Itemid=38.