Power tends to corrupt,
and absolute power corrupts absolutely
and absolute power corrupts absolutely
El poder tiende a corromper,
el poder absoluto corrompe absolutamente
el poder absoluto corrompe absolutamente
Interesante
reflexión relatada por FÁTIMA DOS SANTOS, que le contó Cesar Pelay, sobre lo
que Michael Lewis dijo en el discurso de graduación de la Universidad de
Princeton este mismo año
Hace tiempo, investigadores del
Departamento de Psicología de la Universidad de California crearon un
experimento malicioso, para el cual seleccionaron a un grupo de participantes,
a los cuales separaron por sexo y con los que luego conformaron grupos de tres.
A estos voluntarios se les pedía
discutir durante media hora sobre algún problema moral que los afectaba como
estudiantes (como qué hacer con los copiones o si debía regularse el consumo de
alcohol dentro de la Universidad).
Previo al inicio de la discusión,
y utilizando simplemente el azar, los investigadores designaron un líder dentro
de cada grupo. El líder sabía que él guiaba, y los demás también lo sabían. Y
ya. No había ninguna obligación ni derecho adicional para el líder.
A los treinta minutos de
discusión, los investigadores (maliciosos, ya saben) entraban al salón con
cuatro galletas en un plato. Obviamente, había una galleta para cada uno de los
miembros del grupo. ¿Pero para quién era la cuarta galleta? En todos los
grupos, fue para el líder. ¿Por qué? Tácitamente los "liderados"
aceptaban que así debía ser, y el líder, que también estaba convencido de ello,
sencillamente tomaba para sí la galleta de la discordia y la saboreaba como si
fuera una prerrogativa declarada.
Muchas interpretaciones
interesantes pueden hacerse luego de esto. Por sugerir algunas:
1. Como los autores mismos dicen, no
es el poder absoluto el que corrompe. Las pequeñas y miserables cuotas de poder
pueden corromper en igual medida. Todos conocemos algún caso de vigilante de
estacionamiento, portero de ministerio, policía, profesor y hasta de ama de
casa que se engolosinan en su pequeña parcelita de mando y logran que quien la
pise sufra lo suyo. Como señalara ya bellamente Foucault, el poder no es
vertical: es una red de hilos cruzados. Todos tenemos cuotas de poder.
2. Luego tenemos el giro que explica
Michael Lewis. ¿Qué mérito tenía el líder de este experimento? Ninguno. Sólo el
azar. Pero el poder se legitima a sí mismo y ante los demás con extrema
facilidad. El líder elaboró para sí mismo un razonamiento que explicaba su
designación ("soy más inteligente", "estoy más
comprometido", "soy más humano", "soy el que mejor
representa al pueblo" …o lo que sea). Y los liderados, por su parte,
supusieron que esta razón existía.
3. Y yo me pregunto: ¿qué hubiese
pasado si alguno de los liderados cuestiona el poder del líder, y le pregunta a
él o a los investigadores el porqué de la designación? Uno no puede dejar de
impresionarse de que los humanos acepten tan rápidamente la desigualdad y la
pérdida de poder. Pero también es interesante lo frágiles que son estas
situaciones, y lo rápidamente que pueden cambiar.
En este experimento, un simple
golpe de suerte ungió al líder. Luego él se comportó como conductor e hizo que
los demás lo reconocieran, hasta reservarse derechos que no tenía. Pero la
diferencia entre un gran liderazgo y uno mediocre es cómo se enfrentan los
retos morales que impone el poder. Porque el poder no corrompe: desenmascara.
Fuente del artículo: El Mundo
Economía y Negocios. 11/07/2012. Pág. 11 (Caracas, Venezuela). Disponible en: http://www.elmundo.com.ve/firmas/fatima-dos-santos/poder-y-moral.aspx
Discurso de Michael
Lewis sobre qué hacer con la cuarta galleta. Disponible en: http://www.princeton.edu/main/news/archive/S33/87/54K53/
Si quiere saber más
sobre, ¿Por qué el poder corrompe? Acceda a:
http://www.muyinteresante.es/ipor-que-el-poder-corrompe
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